El Tratado Internacional conocido como “Acuerdo de Escazú”. Es un Convenio Regional Latinoamericano y Caribeño que trata sobre aspectos relacionados con el medio ambiente, temas que son importantes, para evitar la destrucción irreversible del hábitat donde se desarrollan las sociedades humanas.
El Acuerdo de Escazú es un tratado ambiental internacional, suscripto por 23 países de América Latina y el Caribe que definiendo protocolos para la protección del ambiente y la participación ciudadana., poniendo especial énfasis en el derecho de acceso a la información, la libertad de expresión, la preservación de la vida y el respeto de los defensores de derechos humanos y ambientales.
Es el resultado de varios años de trabajo de expertos, diplomáticos y representantes de la sociedad civil cuyo objetivo es detener la destrucción del medio ambiente a través de una fuerte acción colectiva, solidaria, de alcance global, junto a un Estado que proteja el ambiente, impulse iniciativas de desarrollo sustentable mitigando los impactos negativos del cambio climático.
El tratado comenzó a gestarse en 2012 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), que recordó la histórica “Cumbre de la Tierra” de Río de Janeiro. En 2014 se firmó la Decisión de Santiago, donde los países signatarios iniciaron de manera formal la negociación del Acuerdo regional con el apoyo de la CEPAL como secretaría técnica. Finalmente, el 4 de marzo de 2018, se adoptó en Escazú, Costa Rica, el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe.
Los problemas ambientales, no reconocen fronteras y terminan afectando a todo el planeta. En un sistema en el que la voracidad del capital financiero y la acumulación basada en la especulación es la norma, resulta difícil desde un solo país establecer regulaciones que deberían tomarse a nivel multilateral o regional.
La región cuenta con una gran ventaja que es la abundancia de materias primas: compartimos los más grandes reservorios de agua dulce, un gran potencial en energías alternativas y una abundante biodiversidad cuya preservación resulta imprescindible para cualquier desarrollo futuro.
Como dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si, "merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo, los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos", y culmina reclamando que " para salvar la casa común necesitamos una revolución desde abajo hacia arriba".
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